El arroyo de Valdesanjuan atraviesa el casco urbano de Dueñas, actuando de foso natural de la muralla en época medieval. Encauzado completamente entre paramentos verticales y fondo de hormigón armado en 1964 tras la gran crecida de 1958, cuenta con varios puentes que permiten el acceso al casco histórico, como el que se encontraba frente a la principal puerta de la muralla, conocido hoy día como «Puente de la Villa», aguas abajo del cual toma inicio el proyecto.
Que en la época medieval Dueñas, ya en sus extramuros, no mostrase ningún respeto ni cuidado por el Arroyo Valdesanjuan es entendible. Y es un hecho que de una forma matizada, en cierta medida, la situación perdura hasta el presente, con una localidad de espaldas al arroyo de Valdesanjuan.
La durísima obra de encauzamiento de 1964, complementada a principios de la década del 2000, ha resuelto la amenaza de inundaciones en el casco urbano de Dueñas, pero ha roto, practicamente de forma definitiva, la naturalidad del cauce y la potencialidad de servicios ecosistémicos asociados a aportar a la población. Resulta palpable la necesidad de intentar paliar en la medida de lo posible dichos efectos e integrar al arroyo de Valdesanjuan en el entramado urbano y sus correlaciones naturales y sociales.
