El proyecto se impregnó de un marcado carácter medioambiental y naturalista, en boga con los modernos postulados de conectividad y restauración ecológica, promoviendo la máxima biodiversidad funcional basada en la ecología del paisaje.
¿Por qué un bosque más?
Las ciudades quieren volver a ser lo que antes fueron. Es una realidad imparable. Ya no vale con tener un medio ambiente de calidad, el ciudadano quiere que su entorno inmediato, la ciudad, sea de calidad.
Las últimas tendencias en renaturalización de las ciudades abogan por su transformación hacia espacios biodiversos, sostenibles y resilientes ante el cambio climático que configuran un entramado continuo interconectado entre el propio medio urbano y el ámbito rural en lo que se viene en llamar infraestructura verde.
En el ámbito periurbano de la ciudad, frente al bosque y la naturaleza como «resto de lo no urbanizado», planteamos el bosque como “matriz forestal» en la que un bosque más jugará un papel destacado.
Desde hace años es una aspiración de los vecinos transformar esta gran parcela de uso común en una gran zona arbolada, que por fin se hace realidad en: un bosque más.
Y eso de «Un Bosque Más», ¿qué es?
Un bosque más no se trata de una plaza urbana, ni de un parque, ni tan siquiera de un parque forestal.
Según la RAE, bosque es un “sitio poblado de árboles y matas”, definición que se antoja corta. Para ARBA “un bosque es un ecosistema natural complejo, dominado por especies arbóreas autóctonas locales y su vegetación acompañante, animales, hongos y microorganismos del suelo” definición que se aproxima a una visión ecosistémica y global del territorio, que lleva implícita la sostenibilidad de la gestión, con el seguimiento constante y la revisión de su planteamiento así como la reversibilidad de las acciones. Donde el uso publico extensivo definido a través de paseos y senderos no solo sea compatible sino recomendable.
Un bosque vivo, en evolución, que recupere los procesos naturales y que invite al ciudadano a sumergirse en paisajes definidos por la biodiversidad de los ecosistemas y de las actividades de uso público que puede albergar.
Y entonces, ¿cómo lo conseguimos?
En la fase de diseño se plantearon las actuaciones al fin de permitir alcanzar la mayor diversidad posible de formas y procesos para proporcionar el máximo de servicios ecosistémicos.
Para ello se ha decidido por la aplicación de modernas y respetuosas técnicas en la implantación de la vegetación, la elección de especies principales autóctonas y de especies acompañantes autóctonas y culturales.
En todo el proceso de restauración se trata de imitar a la naturaleza y favorecer lo que, dado el estado de degradación presente, por si misma no conseguiría o necesitaría mucho tiempo.
La definición de las distintas teselas de un bosque más se apoyan conceptualmente en las modernas técnicas de la ecología del paisaje.
El material forestal de reproducción (MFR) empleado no solo certifica las especies si no su procedencia de acuerdo a la normativa vigente.
Pero, ¿cuándo?
Los árboles ya están, el bosque ya está.
Una vez ejecutadas las obras de implantación, durante estos primeros años de existencia en un bosque más los árboles serán muy pequeños y además crecerán despacio. Hay que tener paciencia y aplicar los cuidados necesarios ya que con los años los árboles crecen y se desarrollan, algunos incluso tanto que llegarán a hacerse muy grandes en su madurez.
El bosque, en sus diferentes etapas de desarrollo aportará, siempre, una variada gama de servicios ecosistémicos cambiantes y modulados en cada momento y fase de desarrollo.
Con Un Bosque Más se ha convertido un espacio degradado que por si solo no tenía la capacidad de evolucionar hacia un bosque. Ahora solo hay que orientarlo, esperar, y observar como la dinámica natural propia del lugar convertirá este entorno natural privilegiado junto al río Pisuerga en un espacio único de la ciudad de Valladolid